De Rosario a la Habana

De Rosario a la Habana
Recorrido por Sudamerica

viernes, 17 de octubre de 2008

Después de Cuba

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Se terminó lo que se daba, después de un mes en la isla volví al Continente Sur. Allá quedaron amigos entrañables y un puñado de imágenes imborrables para contar en otros tiempos. Rosa Maria, Fidel, amigos y familia, Rafita, Leo, Helen, Alfredo, los chicos, Jesús y familia, todos y cada uno de ellos se robaron un pedacito de mi corazón y se sumaron a la gran familia del camino.
Unos cuantos días en la Habana para recorres sus calles místicas que pasan del escenario cotidiano al turístico de una cuadra a la otra, los jóvenes se trasnochan en la Avenida Los Presidentes sanamente y en perfecto orden al son las guitarras, la bahía mira pasar algún barco a la sombra del morro y los pescadores siguen su faena indiferentes, un plato típico al paso en algún carrito callejero: el congrí, arroz con caraotas y un refresco instantáneo para apagar el incendio.
Una visita familiar para variar, el tío Miguel se apareció en La Habana y salimos a callejear a lo argentino. Un viaje al centro del país para visitar a Jesús y su familia, allá aparecimos con el tío previo paso por Santa Clara para ver el monumento del Che donde se encuentran sus restos. Afuera en el viento sonaba Silvio, y en el Memorial callaba con respeto la llama eterna del los héroes caídos.
En Cabaiguan con Jesús y familia pasamos unos días de lujo. Después de varios días bañándonos con un tarro en el hotel de Leo vimos una ducha que funcionaba, un lujo. Y la comida de Liuba ni les cuento, me puse al día. Una excursión a Trinidad para ver la tercer colonia fundada por los españoles en perfecto estado de conservación, magia de las callecitas de piedra y casonas antiquísimas, trovadores por todos lados y turistas sacando fotos. Una recorrida fugaz por Sancti Spiritu para visitar algún museo y sus paseos arbolados, muy agradable su gente.
Después de varios intentos de integrarme a las brigadas culturales para visitar a los afectados por los huracanes desistí por falta de perseverancia. Me dieron el visto bueno tres días antes de viajar pero no me llevaban, tampoco me daban una constancia escrita para pedir la extensión de la visa ni un apoyo logístico para llegar a la zona afectada, así que antes de perder el vuelo gratis que me dio Venezuela, preferí volver a Caracas. Encima, la oficina de Migraciones me perseguía por no alojarme en un hotel carísimo del estado, pero aun peor, perseguía a mis amigos que me hospedaron de onda.
Igual la pase muy bien a pesar de los cólicos en la barriga que gracias a los cuidados de Rafa y Rosi supere en pocos días. Me voy contento y tranquilo de haber cumplido con el sueño de muchos amigos. Me encontré con Alberto Granado y esos momentos serán inolvidables. Gracias a todos los que hicieron fuerza para llegar hasta acá. Ahora empieza el viaje de vuelta a casa, otra aventura espera en la ruta.
Gracias a mi gente de Colón que se suma para llevar la moto a casa. A Saddo bar, Fez disco, Mercado de Aviones de Hugues, a Ana Laura Sorazabal Odontologa, Merceria Peluche, Marotta Maderas y a todos los que hacen el aguante desde algún rincón del mapa. Nos vemos a fin de año, preparen la parrilla.
Un abrazo grande y hasta la próxima.